De izquierda a derecha, Adriana Anelli, Celso Albelo, José Carlos González Abeledo y Leo Nucci.
JOSÉ CARLOS GONZÁLEZ ABELEDO
PRESIDENTE DE
Me he llevado una gran alegría al leer el fallo del jurado de la quinta edición de los premios líricos «Teatro Campoamor». No siempre ha sido así, al parecerme varios de los premios concedidos en anteriores ediciones totalmente desafortunados. Tampoco en ésta me satisfacen todos, pero hay dos que me parecen especialmente justos: los de mejor cantante revelación, Celso Albelo, y mejor cantante masculino de ópera, Leo Nucci.
Tuve la fortuna el año pasado de asistir a la segunda función de «Los Puritanos» en
Albelo, en las representaciones por las que le han dado el premio al mejor cantante revelación, dio el fa a plena voz. Pero lo del fa fue lo de menos. La exhibición de canto que dio en aquella función fue lo más impresionante que yo nunca oí sobre un escenario. Varios de los que me acompañaban en aquella ocasión opinaron igual. Me alegra que el jurado de los premios lo vea de la misma manera y distinga a un tenor que, si no se tuerce, está llamado a hacer historia.
Celso Albelo protagonizará, acompañado por la soprano Milagros Poblador, el concierto homenaje a Kraus que
Me alegra también enormemente el premio concedido al barítono Leo Nucci como mejor cantante masculino de ópera. Nucci, que ha conocido el triunfo en su etapa de madurez, tenía en principio una voz de escaso cuerpo, con un timbre no especialmente grato. Con los años la voz le ensanchó en el centro y con inteligencia y profesionalidad se ha hecho imbatible como barítono verdiano, con afortunadas incursiones en el repertorio verista. Su interpretación del papel de Rigoletto en el Real en junio del año pasado, de gran alcance mediático por la polémica que mantuvo -y ganó- con la directora de escena y por protagonizar el primer bis de la historia reciente del Real («La vendetta»), es lo que le ha hecho merecedor del premio. Tuve la oportunidad de conocerle personalmente el pasado mes de febrero en Zurich, a él y a su mujer, la soprano Adriana Anelli, que cantó en Oviedo en 1984 la ópera «Il Campanello». Prometió considerar venir a protagonizar nuestro concierto del año 2011. Si así fuera, nos sentiremos nuevamente orgullosos de que los aficionados puedan aplaudir a una leyenda viva del canto, posibilitando su vuelta a la ciudad donde cantó, en sus comienzos, un Belcore allá por el año 1977.
(La Nueva España, 27 de julio de 2010)