Arlaud y Nucci
Por Carlos Glez. Abeledo
Casi recién llegado de La Coruña, donde tuve la oportunidad de asistir junto a otros aficionados asturianos a un soberbio recital de Leo Nucci y a una notable representación de I Puritani, me encuentro con unas declaraciones en este mismo medio -sábado, 5 de septiembre, pág. 7- de Philippe Arlaud, responsable de la dirección escénica de
El artículo no tiene desperdicio y es una clara muestra de los derroteros por los que discurre hoy la ópera, dominada desgraciadamente por personajes como el Sr. Arlaud con el consentimiento de muchos responsables de teatros, directores artísticos y presidentes de entes organizativos, el silencio vergonzante también de muchos directores de orquesta, cantantes y músicos, y el aplauso cómplice de las personas que ejercen la crítica operística, que en su mayoría no tienen ni de lejos los conocimientos necesarios para ejercer
En contraposición es oportuno traer a colación las manifestaciones efectuadas por Leo Nucci tras su Rigoletto del pasado mes de junio en el Teatro Real, en donde se enfrentó a la responsable escénica de dicha representación, que cambiaba de época (no podía ser de otra manera) la historia escrita por Piave. Al respecto Nucci afirmaba que en la ópera "la dramaturgia está en la partitura, y cuando uno canta lo que debe hacer es leer lo que escribió el autor". Sobre la actual moda de los directores de escena que quieren ser autores a toda costa, dice: “Es un abuso y una arrogancia apropiarse de la inteligencia de los otros (los autores), y eso es lo que hacen los directores de escena”. Acerca de su desencuentro con la directora, que no quería que saliese con joroba y cojeando, tiene "clarísimo" que la dirección que necesita su papel la pautó milimétricamente Verdi hace 158 años. Por eso él se empeña en cantar con joroba: "Rigoletto es un hombre horriblemente deforme y, si eso no se comprende, ni la historia, ni la música, que cada vez que él entra marca sus desacompasados pasos, tiene sentido". Nucci concluye: “Los directores de ópera son unos arrogantes y unos abusones". Es obligado precisar que la función en la que intervino Leo Nucci fue un éxito arrollador, con el primer “bis” de la historia reciente del Real (la ya famosa “vendetta”), mientras que el resto de funciones, que fueron unas cuantas, pasaron sin pena ni gloria.
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