9/2/10

El poder de la crítica

9/2/10
Por distintos motivos no pude asistir a la primera función de las dos últimas óperas de la temporada que hoy finaliza, aunque si tuve la oportunidad de asistir a la segunda de ambas. Si hemos de hacer caso de la crítica he de lamentar el no haber visto la primera función de Ariodante y por el contrario alegrarme de no haber visto la de Simon Boccanegra. Lo que yo he visto y oído en la segunda representación de las dos óperas no se parece del todo a lo que debieron ver y oír los asistentes a la primera. Me explico.

En Ariodante he asistido a una mas que notable versión musical, muy equilibrada en voces, con actuaciones sobresalientes de Rebecca Evans (Ginevra) y Alice Coote (Ariodante), buena labor orquestal y unos elementos escénicos que si bien eran estéticamente brillantes, sobre todo en el primer acto, no tenían mucho que ver con el libreto de la ópera. En mi opinión, por tanto, aún siendo quizás la mas redonda de la temporada, no merecedora de los tremendos elogios que suscitó. A destacar, en cuanto a asistencia de público, que estaba sin cubrir un tercio del anfiteatro y la mitad de los palcos de principal, observándose abundantes claros en el resto de localidades, incluido el patio de butacas.

En Simón Boccanegra también he visto una notable representación en lo musical, con un excelente Marco di Felice (Simón), una mas que correcta Angeles Blancas (Amelia) a la que un proceso catarral le impidió redondear vocalmente su gran labor como actriz, un notable Vitalij Kowaljow (Fiesco) y un insuficiente Giuseppe Gipali. En cuanto a la escena, si bien no se apartó del libreto, en general no tuvo ningún interés y sí algún notorio desacierto, como los ridículos y sonoros giros de la estructura central que dominó el escenario durante el Prólogo y el primer y segundo actos. Aún siendo malos los elementos escénicos, seguro que confundieron menos al espectador, en orden a seguir la historia que se cuenta, que la brillante escenografía del Ariodante. En cualquier caso, ateniéndonos a lo musical, lejos para mi de las demoledoras críticas recibidas por la primera función de Simón Boccanegra. Y merecedora de mas aplausos que los recibidos por un público que, influenciado por las críticas que ese mismo día había leído, tardó un poco en aceptar que aquello no era tan malo como se había dicho y en empezar a aplaudir.

La cuestión es ¿hubo realmente diferencia en ambas óperas entre la primera y la segunda función, o se ha equivocado la crítica y parte de los aficionados? ¿O me equivoco yo y otros muchos con los que he comentado el hecho y que opinan lo mismo que yo? Posiblemente haya un poco de todo. Es decir que efectivamente haya habido diferencias, pero también errores de apreciación, si es que cabe hablar de errores al juzgar una manifestación cultural con un alto e inevitable componente de subjetividad. Por lo que he podido indagar, hablando con unos y con otros, en la primera representación del Simón Angeles Blancas estuvo peor que en la segunda. Lógico pues el proceso catarral había mejorado. De hecho en la tercera, que también vi, estuvo aún mejor, habiendo desaparecido casi el inoportuno catarro. La triunfadora de la primera función de Ariodante, Alice Coote, tuvo algún pequeño problema en la segunda. En cambio Rebecca Evans estuvo impecable. En la primera función parece ser que fue al revés.

En cualquier caso lo que es evidente es el tremendo poder de la crítica y su influencia sobre el respetable. Lo que fue mas patente aún en la tercera función de Simón, en la que el público, menos veterano que el de la segunda, estuvo injustamente gélido hasta terminar el primer acto. Luego, el buen hacer de solistas, coro y orquesta terminó rompiendo el hielo. Por cierto, luego de haber visto dos funciones del Simón, no estoy de acuerdo con la apreciación de que el bajo fue superior a todos. La mejor prestación para mi fue la del barítono. El hecho de que era la primera vez que cantaba el papel del corsario genovés me hace pensar que con el tiempo lo mejorará aún, sobre todo en algunos aspectos interpretativos no totalmente logrados, fundamentalmente del prólogo.

Considero fundamental la labor de la crítica. Por ello lo primero que debe ser es honesta. El hecho de luchar por que Oviedo tenga una temporada cada vez mejor, lo cual es loable en sí, no debe dar lugar a exageraciones en los halagos y parabienes tanto a artistas como a organizadores, como viene sucediendo en nuestra ciudad desde hace unos cuantos años. Porque si bien eso ayuda a que suene la temporada de Oviedo a nivel nacional, siendo un reclamo efectivo para la obtención de subvenciones, el exceso confunde al espectador y eso es un engaño inaceptable. Igualmente también se debe huir de la crítica injusta, como fue en mi opinión la de Simón Boccanegra.


Por José Carlos González Abeledo

2 comentarios:

Unknown dijo...

Disculpe que le corrija, pero está equivocado. Rebecca Evans nunca llegó a pisar Oviedo. Quien representó el papel de Ginevra fue Verónica Cangemi.

Por lo demás, estoy completamente de acuerdo en que lo mejor del Boccanegra fue Marco di Felice. Dudo que Carlos Alvarez hubiera podido hacerlo mejor.También comparto su opinión acerca del Ariodante, que habiendo sido unas buenas funciones (yo asistí a 3), para nada son el éxito apoteósico y memorable que algunos quieren que creamos.

Basta de maltratar a Verdi, Puccini y demás "tradicionales" y de darle alas al barroco, siglo XX, etc...Todos los repertorios sin excepción se merecen el mismo cuidado y esmero en buscar cantantes y escenógrafos adecuados. Sólo de ese modo llegaremos al consenso y alabanza conjunta de público y crítica.

Ópera 1011 dijo...

"Tiene Mercenaria toda la razón. Quién cantó el papel de Ginevra fué Verónica Cangemi, que sustituyó a la iniclalmente prevista Rebecca Evans. Perdón por el lapsus. Me alegro que en lo demás coincidamos. El problema en cuanto al repertorio es que como a los actuales rectores de la temporada ovetense no les interesa ni el canto ni las voces, no se preocupan de traer a los intérpretes adecuados para hacer frente a los grandes papeles del repertorio romántico y verista. Prefieren gastar el dinero en tener en Oviedo unos cuantos días a un especialista en esgrima para que enseñe a los cantantes como hacer un duelo a espada en la sobrevalorada Ariodante, que por cierto fue uno de los peores duelos, sino el peor, que yo vi en mi vida, incluyendo ópera y cine."

Carlos G. Abeledo

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