21/2/09

«La Ópera de Oviedo ya no tiene un solo público sino muchos...

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...y eso es fantástico»

«Es imposible contentar a todo el mundo, pero la gente debería tener la mente abierta a diferentes propuestas»


JAVIER MENÉNDEZ, Director artístico de la Ópera de Oviedo. La Nueva España, 2/feb/2009

Diana DÍAZ

Javier Menéndez (Oviedo, 1972) elabora las directrices de la Temporada de Ópera de Oviedo desde 2003. Menéndez, que cogió tablas como asistente del Teatro Liceo de Barcelona, repasa la temporada que acaba de terminar, a falta del último espectáculo de ópera para niños. El director artístico de la Ópera ovetense reflexiona sobre una temporada polémica, arriesgada y en evolución, a riesgo de los equilibrios presupuestarios.

-La LXI Temporada de Ópera echa el telón. ¿Qué destacaría en el balance?

-La creación de un nuevo público. Para mí es lo principal no sólo de esta temporada, sino de toda la trayectoria del proyecto operístico que hemos puesto en marcha en Oviedo.

-¿De qué manera?

-La quinta función fuera de abono, con unos precios reducidos que acercan la ópera a toda la población, ha sido clave para este objetivo. Esta iniciativa permite también incorporar a cantantes jóvenes a través de un segundo reparto. El éxito de público que ha respaldado esta iniciativa ha sido impresionante.

-¿Podría quedarse con alguna ópera de la LXI Temporada?

-Defiendo todas las óperas de la programación, pero el espectáculo de «Diálogos de Carmelitas» fue genial y con un reparto redondo. ¡Aunque está mal que yo lo diga! (Ríe). Fue un montaje sencillo e impactante, con María Bayo debutando en el papel, que estuvo magnífica. «Diálogos» y el «Rake's Progress» fueron las dos óperas del siglo XX de la temporada, lo que responde a la ampliación del repertorio, que pienso ha sido otro de los puntos importantes este año.

-Esta temporada ha tenido diferentes reacciones desde la grada.

-La Ópera de Oviedo ya no tiene un solo público, sino muchos públicos diferentes. Y eso es fantástico. «El barbero de Sevilla» fue pateado en el estreno, mientras que en la función de segundo «cast» la gente se reía como loca y gritaba «bravos». Me parece maravilloso que haya gente que venga a la ópera no a juzgar a un cantante determinado, sino a ver un espectáculo y dejarse sorprender. Los hay que quieren volver a disfrutar experiencias pasadas, que no digo que esté mal, y otros que se dejan sorprender y divertirse.


-¿Es difícil contentar a todo el mundo?

-Difícil no, imposible. Creo que, en general, la gente debería tener la mente abierta con la idea de poder disfrutar de varias propuestas, tanto en composición musical como estética visual. Pienso que es sanísimo poder alimentarse de una variedad de estéticas artísticas. No veo dónde puede estar el problema.

-Pero su proyecto lírico aboga por un equilibrio entre tradición y modernidad.

-Sí, es un equilibrio que también caracteriza la ópera en sí misma. No podemos olvidar que es un espectáculo arcaico, pero tampoco podemos pensar que «The Rake's Progress» es una novedad. ¡Una película, con sesenta años, ya se considera un clásico! En los siglos XVIII y XIX se consumían las óperas a la manera del cine de hoy. Si la ópera sobrevive es porque se le ha dado un aire de modernidad a todos los niveles, incluso en la interpretación musical. Si nos remontáramos a la década de los años veinte, cuarenta, cincuenta o sesenta, del siglo XX, estoy seguro de que el público no aceptaría muchas cosas.


-Explíquese.
-No se puede comparar el nivel de calidad con que se producen los espectáculos operísticos a día de hoy con lo que se hacía tan sólo hace 20 años. Por ejemplo, ahora cada uno de los seis títulos tiene lo menos veinte días de ensayos. En aquella época, las cosas se sostenían porque venían determinados divos a cantar, que no digo que no fueran excepcionales, pero como espectáculo conjunto no se podría sostener a día de hoy.


-Pretenden incorporar el sexto título en una época de crisis y en la que a la Ópera le fue denegado el aumento de la partida presupuestaria del Principado. ¿Repercutirá esto en algún aspecto de la temporada?

-En los espectáculos infantiles, ya que haremos uno en vez de tres. Pero será un espectáculo faraónico, en coproducción con Barcelona, Madrid, Bilbao, Valladolid y Sevilla. El «Retablo de Maese Pedro», de Falla, bajo la dirección de Enrique Lanz. Haremos más funciones, que se celebrarán en el Auditorio, por necesidades del montaje. No queremos desatender esta faceta de la programación, pero con la posibilidad de hacer un sexto título y la reducción de recursos por parte de la Consejería o, digamos, su falta de cumplimiento, nos vemos obligados a reducir por algún lado.


-Será difícil entonces programar con años vista.

-Las instituciones públicas tendrían que tener la conciencia de que la planificación de una temporada de ópera no puede tener una falta de seguridad presupuestario de un año para otro, sino una seguridad por lo menos de tres años. Eso si quieren verdaderamente apoyar un proyecto de gran proyección nacional y cada vez más internacional.


-¿Oviedo toma posiciones en el circuito lírico internacional?

-Cada vez los teatros confían más en nosotros y eso es difícil de conseguir. Estamos intentando sacar adelante proyectos con el Teatro de la Moneda de Bruselas, el Liceo y la English National Opera. Que el teatro sea fiable como entidad es difícil. Parece que nadie se entera de la seriedad y el compromiso que adquiere la Ópera de Oviedo. La falta muchísimo conseguir, pero que puede perderse de la noche a la mañana.

«La falta de apoyo de las instituciones nos puede llevar a perder un prestigio que cuesta mucho conseguir» «La reducción de recursos de la Consejería y el sexto título nos obligarán a recortar la programación infantil»de apoyo por parte de las instituciones públicas puede llevar a perder un prestigio que cuesta

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